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YANN FOUERE: UN GUDARI BRETON EN 1977
Yann Fouére, pelo blanco, gafas y expresión sonriente, tiene más el aspecto bonachón de un fraile que el del luchador que ha sido, es y será. Este hombre de aspecto amable es una espina que lleva clavado el centralismo francés desde hace muchos años. Yann Fouéré ocupa un lugar de privilegio en la historia reciente del pueblo bretón en su lucha contra un París que vive y se desarrolla costa de la muerte de Bretaña, de Euskadi Norte, de Alsacia… Yann Fouéré, en 1946 fue condenado a cadena perpetua por los franceses y todavía hace año y medio permaneció cerca de cuatro meses en las cárceles de Giscard, y de haber vivido en el siglo XVII, hubiese sido colgado de los árboles que bordean el camino de Quimper a Quimperlé, como fueron ahorcados en aquellas fechas centenares de patriotas bretones que lucharon por mantener su autonomía ante el poder central.
FICHA DE BRETAÑA
Nombre bretón del país: BREIZH.
Kilómetros cuadrados: 34.000.
Población: 2.600.000 habitantes.
Colores de la bandera bretona: blanco y negro.
Lengua: bretón Brezhonég (hablado habitualmente por 600 o 700.000 habitantes) y francés.
Departamentos: llle-Et Vilaine; Cotes du Nord; Finistére: Morbihan; Loire-Atlantique (la restitución de este último, desgajado por el gobierno de Vichy, constituye una de las actuales reivindicaciones políticas).
Yann Fouére, el viejo «gudari» bretón, nos espera en el «hall» de un hotel bilbaíno. Como encargado de las relaciones exteriores del Partido Nacional Bretón, «Strollad er Vro», ha acudido a Bilbao para asistir a una sesión de trabajo del «Bureau Internacional de Naciones Europeas sin Estado», de la que es además su presidente.
—La misión de este Bureau encaja perfectamente en la labor que nuestro partido nacional bretón pretende desarrollar tanto dentro como fuera de Bretaña. Como nacionalistas bretones y federalistas europeos que somos, creemos que es totalmente necesario el que las naciones fundadoras del Bureau —País de Gales, Bretaña, Euskadi y Alsacia— así como todas las demás naciones y regiones existentes en Europa tengan personalidad propia en el futuro parlamento europeo.
P. y H.—Las elecciones para este Parlamento Europeo tendrán lugar el próximo año: ¿cómo se han planteado? ¿Qué dificultades tendrán que vencer Bretaña, Euskadi y las demás naciones para alcanzar una representación dentro de ellas?
Y. F.—El principal obstáculo que vamos a encontrar es la pésima disposición de los actuales estados europeos a aceptar unas elecciones basadas en regiones y naciones europeas sojuzgadas por ellos. El jacobinismo o dominación impuesta en nombre de «la democracia» es feroz en los actuales estados. No quieren ni oír hablar de nuestra propuesta de crear en el Parlamento europeo una segunda cámara en la que estén presentes los diversos partidos nacionalista, autonomistas o federalistas de Europa.
P. y H.—¿Cómo va a abordar el Bureau esta situación?
Y. F.—Pensamos proponer en las elecciones una lista llamada «nacional» en la que estén representados vascos, catalanes, bretones, corsos, normandos, escoceses, galeses y otros más.
P, y H.—Hasta el momento en el Bureau están representadas las nacionalidades a través de un solo partido de cada una de ellas. Bretaña está presente por medio del Partido Nacional, Euskadi por el EAJ-PNV: ¿se ha pensado en ampliar esta representación hasta hoy unipartidista?
Y. F.—Sería lo ideal. Cada nacionalidad es la que tiene que decidir a qué representantes enviar al bureau. Sería mucho mejor que la representación no recayera en un solo partido, sino en varios, pero para ello los representantes procedentes de distintos partidos tendrían que limitarse a defender en el bureau unos puntos comunes y evitar el trasladar a él sus posibles roces mutuos. De cara al parlamento europeo hay que presentar un Bureau fuerte y unido.
P. y H.—La mentalidad del ciudadano normal europeo, ¿está suficientemente sensibilizada hacia los problemas de las naciones y regiones europeas sojuzgadas por los estados europeos de hoy?
Y. F.—El grado de concienciación es muy diverso, pero, en general, creo que mentalidad del ciudadano «normal» necesita cambiar aún mucho para aceptarnos. La mayoría de los actuales ciudadanos tienen una concepción muy jacobina del Estado. En Francia, por ejemplo, los franceses miran a los bretones, normandos, alsacianos y vascos como unos pueblos que han sido conquistados más o menos violentamente por la fuerza y por los ejércitos. Ven la resistencia de los países históricos a ceder sus poderes como algo que atenta contra esta unidad montada por la fuerza. De todos modos, la pérdida por Francia de colonias como Argelia o Indochina ha hecho que la mentalidad del ciudadano normal haya evolucionado un poco.
COLONIAS
P. y H.—En 1975, Michel Debré afirmó en la TV. que «todos los provincianos que amen a Francia deben amar París y tratar de convertirse en París»…
Y. F.—Frases parecidas a esas hemos tenido que oír muchas. El propio Debré afirmó en otra ocasión que «había que convertir las regiones periféricas en parques naturales»… Esto indica una mentalidad colonial del estilo más puro.
P. y H.—¿Cómo se manifiesta este concepto colonial en Bretaña?
Y. F.—Uno de los exponentes más claros es que París se lleva a la mayoría; de nuestros jóvenes y nos envía a cambio funcionarios y jubilados… Parece que la intención de convertir nuestro país en un parque natural para descanso y sosiego de los parisinos se está haciendo realidad…
P. y H.—Los índices de desempleo en Bretaña alcanzan cotas muy elevadas: en estos momentos 52.000 jóvenes bretones, es decir, uno de cada cuatro bretones, busca trabajo: ¿cómo podría solucionarse este problema?
Y. F.—Este problema, como otros muchos, entrarían en vías de solución si se nos devolviera la autonomía y los centros decisorios y administrativos volvieran a nuestras manos. Nadie conoce los problemas bretones mejor que los propios bretones y creo que somos los más indicados y capacitados para encontrarles una solución.
Al hablar de este tema, Yann Fouére recuerda la prosperidad en la que vivió Bretaña mientras dispuso del gobierno de los «Estados de Bretaña», asamblea que se reunía anualmente durante los siglos XV, XVI y XVII y que fue siempre el mejor instrumento de mantener la autonomía bretona. Los intentos de restaurar este parlamento bretón durante el siglo XVIII fracasaron definitivamente ante la oposición de una Revolución francesa que uniformizó y centralizó la lengua, la cultura y la administración, sacrificando en aras de «lo francés» todas las demás culturas. Esta postura se mantiene viva en nuestros días.
Y. F.—En los medios políticos franceses es donde más reticencia y hostilidad encontramos hoy los que pertenecemos a otros pueblos, —nos dice Yann Fouére— Una mezcla de teocracia y burocracia es la que mantiene hoy en día la «unión del Estado francés. Ésta se debe más e la infraestructura burocrática que al esfuerzo de los políticos. Sea cual sea su tendencia política, los políticos franceses aún nos ven a los que no somos franceses como una gente rara, que habla bretón o “una lengua que nadie entiende” y a los que, desde luego, puede mirarse con una gran superioridad.
POLÍTICA EN BRETAÑA
P. y H.—¿Cuál es la estructura política en la que están hoy inmersos los dos millones y medio de habitantes de Bretaña?
Y. F.—Es bastante complicada. Los franceses nos han contagiado su defecto de teorizar continuamente y dividirse políticamente siempre que haya el mínimo punto de discrepancia. A grandes rasgos, podemos decir que en Bretaña actúan en este momento partidos bretones y secciones bretonas de partidos franceses.
P. y H.—¿Cuáles son los partidos bretones y cuáles los franceses?
Y. F.—Entre los bretones está el nuestro. «Strollad ar vro» o Partido Nacional, y otros más izquierdistas, como la Unión democrática Bretona o U.D.B. Entre los que actúan a nivel de hexágono, a nivel francés, los más fuertes en Bretaña son el PC. y el Partido Socialista.
P. y H.—Ustedes, los del Partido Nacional, creo que tienen como lema «Ni rojo, ni blanco»… ¿Qué significa este lema?
Y. F.—Quiere decir que simplemente somos nacionalistas, que buscamos una autonomía que permita al pueblo el decidir más adelante la opción política que más conveniente crea. Los de la U.D.B., en cambio, dicen que no son nacionalistas, sino socialistas bretones… En 1957, cuando surgió la divergencia entre unos y otros, era más arriesgado declararse nacionalista que socialista bretón… En fin, creo que la constitución de una Asamblea bretona ayudaría a superar estas diferencias. En el País de Gales y en Escocia no tienen este problema de divergencias y los nacionalistas forman un frente común.
P. y H.—¿Qué papel desempeñan en Bretaña los partidos comunista y socialista?
Y. F.—Para el nacionalismo bretón tan enemigo es el Partido Comunista como las fuerzas de extrema derecha. Tanto unos como otros son «ultra-jacobinos». El Partido Socialista, en cambio, está haciendo un gran esfuerzo por asumir los problemas bretones, por lo menos en teoría. Su programa habla en Bretaña de descentralización, de la elección de asambleas regionales por sufragio universal, de la enseñanza de la lengua y la historia bretonas en las escuelas… Claro que se trata de promesas, pero los comunistas ni siquiera se plantean estos aspectos. En mi opinión para un partido francés es muy política la postura de asumir los problemas bretones en un momento en el que la mentalidad bretonizante resurge cada vez con más fuerzas. Personalmente estoy satisfecho que hayan tenido que evolucionar en este sentido, pero creo que no disponen ni de la voluntad ni de los medios necesarios para convertir sus promesas en realidades.
ARMAS
P. y H.—¿Cuáles son las relaciones entre el Partido Nacional y los «rojos» de la Unión Democrática Bretona?
Y. F.—La U.D.B. se trata de un partido que realiza una buena labor y está bien organizado. Nuestras relaciones con ellos son normales, pero se desarrollan a nivel individual. Nosotros vemos como necesidad ineludible y más urgente el conseguir la liberación nacional, pues sin ella no puede darse la social…
P. y H.—Por lo que podemos comprobar, el Partido Nacional Bretón tiene muchas analogías con el Partido Nacionalista Vasco…
Y. F.—Fundamentalmente mantenemos las mismas posiciones, cada uno en su marco concreto. No en vano nuestro conocimiento mutuo data de hace mucho tiempo. Yo conocí personalmente a José Antonio Aguirre, a Landaburu y a muchos de los refugiados vascos que llegaron a París después de la guerra civil…
P. y H.—¿Cuál es la posición de los partidos bretones ante la lucha armada?
Y. F.—Aunque parezca paradójico, la U.D.B. es más crítica que nosotros hacía esta forma de lucha. Debe de ser porque en el centro de la U.D.B. hay cada vez más gente moderada. A pesar de todo la U.D.B. mantiene algunos contactos con alguna de las ramas de ETA. Por otra parte el F.L.B., organización clandestina que ha recurrido a las armas en algunas ocasiones, se declara socialista, moderadamente izquierdista, se considera nacionalista y es partidario de la independencia de Bretaña. Para lograrla, optan por la lucha armada, ya que no ven que pueda llegarse a la independencia por las vías normales de la democracia. Su rama militar es el Ejército Republicano Bretón. Sus acciones no son tan violentas como las de ETA. Nosotros no somos reacios a esta lucha, ya que sirve de publicidad a nuestra causa y ayuda a una toma de conciencia. Le puedo asegurar que en Bretaña se habla más de una acción de ETA que de cinco años de propaganda del PNV…
P. y H.—En el año 1975 usted fue detenido por las autoridades francesas: ¿a qué se debió?
Y. F.—Poco después de fundar el Bureau, en junio de 1975, quince personas fuimos detenidas bajo la acusación de que intentábamos volver a organizar el Frente de Liberación Bretón, que los franceses consideraban extinguido y desarticulado. Esto les indicará a ustedes que oficialmente se considera que hay simpatías mutuas entre el Partido Nacional y el F.L.B. De todos modos la acusación no prosperó y después de tres meses y medio, nos dejaron en libertad. Fue una pena que no nos juzgaran, porque nos hubiera servido de publicidad…
CENTRALES NUCLEARES
P. y H.—En Bretaña también les ha «tocado» a ustedes el pechar con unas «hermosas» centrales nucleares… Háblenos de este problema.
Y. F.—Así es. Precisamente algunas de las más espectaculares acciones del F.L.B. se han realizado contra las centrales nucleares que la administración central nos ha «regalado» a los bretones, en vez de instalarlas cerca de París. La acción más importante fue la emprendida contra «Electricité de France», la compañía eléctrica que explota las centrales. El F.L.B. destruyó por completo las oficinas de la compañía en Tours. Lástima.que lo hicieron el mismo día en que ocurrió lo de los secuestrados en el aeropuerto de Enttebe, en tierras de «Dadá» Amin. Esto diluyó la noticia de la acción contra «Electricité de France». En otra ocasión el mismo grupo puso una pequeña bomba en una de las centrales. No le hizo gran cosa… De todos modos la concienciación acerca de las centrales es muy alta entre el pueblo bretón y, cuando la administración parisina decide instalar otra en un lugar determinado, se organizan marchas y sentadas de protesta en el lugar en el que se prevé estará la central.
EL MAR: VOCACION FRUSTRADA
Bretaña, durante los últimos años, ha sido pasto del turismo parisino, que ha invadido sus 1.100 Kmts. de costas a base de conjuntos residenciales, chalets y nombres más o menos exóticos, como «Cote de Jade», «Cote d’Amour», «Ceinture Dorée», «Côte de Granit Rose», etc. Aunque todo ello tiene relación con el mar, no es éste precisamente el aspecto que el pueblo bretón esperaba desarrollar más:
Y. F.—El caso de Bretaña es increíble, —nos dice Yann Fouére— el rectángulo con el que podemos comparar nuestro país tiene tres de sus lados abiertos al mar y sólo una de las fronteras es terrestre. Pues bien: a la administración central este hecho no le dice nada y, en vez de explotar nuestras posibilidades marinas al máximo, se obceca en ignorarlas y en hacernos relacionar con el mundo sólo por la frontera terrestre. Creo que nuestro país se presta al montaje de empresas de transformación de productos marinos y productos agrícolas, aunque París se empeña en instalar empresas que fracasan al poco tiempo y caen en garras de las multinacionales que, como en todo país colonizado, también en Bretaña han extendido sus tentáculos. La política industrial de París en relación con Bretaña no ha detenido ni la emigración ni el desempleo.
En apoyo de las palabras de Yann Fouére, añadiremos que, según un estudio económico realizado sobre Bretaña en 1974, las dificultades económicas han hecho que en poblaciones como Finistére, 2.500 personas hayan huido de ellas en un año. Se calcula que, entre 1954 y 1972, cien mil personas de menos de 30 años se vieron obligadas a emigrar de Bretaña. Muchos de los jóvenes se enrolaron en el Ejército y en la Marina, mientras las jóvenes bretonas… se dedicaron en parte a ejercer en París el oficio más viejo del mundo. En la actualidad, por cada mil bretones que huyeron hacia la región de París, veinte pertenecen a la clase alta, 280 a la clase media y 700 a la clase baja.
EL IDIOMA, EN RETROCESO
En la noche del 14 de febrero de 1974, una potente explosión destruyó la emisora de televisión instalada en Roch Trédudon. Durante diez semanas gran parte de Bretaña pudo descansar de la televisión y disfrutar de placeres ya casi olvidados. Los sociólogos y sicólogos se apresuraron a hablar de lo beneficiosa que había resultado para los bretones la ruptura temporal de la esclavitud televisiva. Pera claro está, el F.L.B. no había volado la emisora para descanso de sus paisanos, sino como respuesta a la negativa de la Radio Televisión francesa a incluir programas en lengua bretona en sus emisiones.
Y. F.—La invasión cultural francesa ha causado estragos en nuestro idioma bretón —nos explica Yann Fouére—. El retroceso más fuerte del bretón se registró desde la llegada a nuestro país de una televisión netamente francesa y de espaldas a las exigencias de nuestra cultura y nuestra lengua bretonas. Este hecho, unido a otros factores, ha hecho que el millón trescientas mil personas que utilizaban habitualmente el bretón en 1915, hoy hayan quedado reducidas a la mitad. En Bretaña hemos conocido cómo una lengua puede perderse en tres generaciones Hoy puede comprobarse en muchas familias bretonas este hecho: los abuelos hablan bretón entre ellos; los padres, en bretón entre ellos y en francés a sus hijos y éstos, claro está, sólo en francés.
P. y H.—¿Qué posición adoptan los partidos ante este hecho?
Y. F.—Todos sin exclusión se muestran partidarios de una cultura bretona y en lengua bretona, pero debo repetir que, por desgracia, muchas veces se trata de pura teoría. Los partidos franceses dicen que van a pedir a sus centrales parisinas que presionen sobre la televisión y la radio para que amplíen sus programas en las lenguas de las diversas naciones y regiones, pero hasta ahora no se ha obtenido casi nada.
P. y H.—¿Cuál es actualmente el tiempo que dedica la televisión francesa a los programas en bretón?
Y. F.—Durante el año 1976 se dedicó al bretón un promedio diario de minuto y treinta y cinco segundos… Este hecho contrasta con las ocho horas diarias en galés que dedica la televisión en País de Gales. A corto plazo no parece que entre nosotros la posición del bretón en la radio y en la televisión vayan a mejorar. Claro que esta cerrazón de la televisión a las lenguas no francesas que se hablan en el hexágono no es un hecho aislado, sino que responde a una posición oficial que podemos resumir en una frase que el presidente Pompidou pronunció en Alsacia en 1972: «En una Francia destinada a imprimir su sello a Europa no tienen cabida las lenguas regionales…».
P. y H.—¿Hay en este momento un movimiento de recuperación del terreno perdido en este campo?
Y. F.—Lo hay, pero el campo que se ha perdido es difícil de recuperar. Se puede calcular que son unas 15.000 las personas que aprenden bretón anualmente, bien en centros dedicados a esta labor o bien por correspondencia. Estas cifras, aunque relativamente bajas, indican el comienzo de un camino que nos puede llevar a mejores posiciones, a pesar de la labor en contra de toda la enseñanza oficial francesa, que ignora siempre nuestra cultura y nuestra lengua.
P. y H.—Bretaña, como Euskadi. ha tenido fama de país católico: ¿qué influencia ha tenido el clero en la desaparición o conservación del idioma bretón?
Y. F.—A principios del siglo XX, como oposición al gobierno anticlerical francés, los clérigos hablaban siempre en bretón al pueblo que se congregaba en sus templos. Luego, al ver que el pueblo iba pasándose al francés, no hicieron gran esfuerzo por mantener el bretón. Tal vez pensaron que su misión evangelizadora les pedía el adaptarse a las nuevas circunstancias… Parece que, a raíz de las últimas reformas litúrgicas, el bretón vuelve a las iglesias.
De todos modos, ha habido algunas excepciones en esta línea de conducta un tanto ambigua. En los textos de historia bretona un sacerdote, el «abbé» Perrot, destaca como un gran luchador en favor de la lengua bretona. «Rojos y blancos» reconocieron en su día y reconocen hoy su gran labor. La muerte de este sacerdote, en diciembre de 1943, a manos de un comando socialista y comunista de la Resistencia francesa, nos sirve de camino para el siguiente punto.
MUCHOS EQUÍVOCOS
Después de la segunda guerra mundial, el gobierno central francés tuvo una buena excusa para asestar un fuerte golpe al movimiento nacionalista bretón: bajo la acusación de que algunos de sus dirigentes habían colaborado con los alemanes, los franceses llevaron a juicio y persiguieron a buen número de bretones que, como luego se demostró y tuvo que reconocer el propio gobierno, habían sido tan antigermanos como los «buenos franceses».
P. y H.—Yann Fouére: ¿qué es lo que sucedió en Bretaña durante la segunda guerra mundial? ¿Cómo vivió usted aquella época?
Y. F.—Sobre aquel período se han dado muchas interpretaciones equivocadas. Es cierto que dos dirigentes del Partido Nacional viajaron a Alemania y consiguieron cierto apoyo germano, pero mientras tanto otros muchos nacionalistas bretones luchaban en la resistencia o aprovechaban las concesiones que el gobierno de Vichy hizo en favor de la cultura bretona. La debilidad del gobierno de Pétain hizo que tuviera que acceder a que en Bretaña se reconstituyera la asamblea bretona, después de más de siglo y medio de su prohibición. Pero este hecho dio tanto empuje a los bretones que tanto los alemanes como el gobierno de Pétain se arrepintieron en seguida del apoyo que habían concedido a los bretones y procedieron a apartar del movimiento incluso a los dos dirigentes que habían acudido a ellos. De hecho, el enorme desarrollo que la propaganda del nacionalismo bretón experimentó bajo el gobierno de Vichy se debió precisamente al debilitamiento del centralismo francés. Yo mismo colaboré a la creación de algunas publicaciones bretonas en este período. Como dato significativo de él puedo añadir que, bajo la ocupación, todos los partidos fueron autorizados, mientras se prohibía la actividad del Movimiento Bretón.
P. y H.—¿Qué papel tuvo usted ENLA Asamblea Bretona?
Y. F.—En 1944 me nombraron secretario. Mediante la Asamblea logramos que se implantara la enseñanza del bretón en las escuelas, defender a la población bretona afectada por la guerra, bretonizar ciertas funciones públicas… Luego toda esta labor la interpretaron los franceses como colaboración con los alemanes. Fue un grave error el asesinar a un patriota como el «abbé» Perrot… Tuve que marchar a Gales e Irlanda, ya que en 1946 me condenaron a cadena perpetua. Cuando regresé en 1955, se me juzgó de nuevo y fui absuelto. Ahora vivo la mitad del año en Bretaña y la otra mitad en Irlanda, donde tengo un negocio de exportación de productos marinos. Y ahora que volvemos a hablar del mar, pido disculpas a los «arrantzales» vascos, que de vez en cuando tienen algunos conflictos con los de Bretaña, al coincidir en algunas zonas de pesca. El problema de la pesca y el de las doscientas millas es uno de los que vamos a examinar en el Bureau. Queremos que también en estos niveles los flamantes Estados actuales cuenten con nuestras opiniones.
(Punto y Hora – Junio, 1977)